domingo, 23 de enero de 2011

CEPOC - Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos: SOBRE LA ACTUACIÓN DEL JUEZ SCHIAVO

CEPOC - Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos: SOBRE LA ACTUACIÓN DEL JUEZ SCHIAVO: "Publicamos a continuación un documento elaborado por la Red de Jueces Penales de la Provincia de Buenos Aires y la Asociación Pensamiento Pe..."

CEPOC - Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos: LA SEGURIDAD NO ES EL FIN DEL SISTEMA PENAL

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Alberto Binder: “La derecha quiere una policía autónoma y sin control”

Año 3. Edición número 125. Domingo 10 de octubre de 2010
Binder es un reconocido jurista y asesor en temas de seguridad.

Cada vez que las rutilancias de un crimen –o la sucesión de varios– abren el debate sobre la inseguridad, vuelven a florecer las marchitas recetas de la mano dura. ¿Cuál es la distancia real entre la criminalidad y la llamada sensación térmica? Alberto Binder es un eximio jurista. Intervino activamente en la reforma de la gestión de Carlos Arslanian, y fue asesor técnico de las reformas judiciales en varios países de América latina. Actualmente es el director del Instituto Latinoamericano sobre Seguridad y Democracia y asesor del Centro de Justicia de las Américas de la OEA. En un diálogo con Miradas al Sur analizó las causas del delito, el rol de los medios, y las deficiencias de los sectores progresistas para imponer en el plano subjetivo una salida no represiva al problema de la criminalidad.
–Muchas encuestas actuales revelan que la “inseguridad” es una de las principales preocupaciones de gran parte de la sociedad. ¿Cómo se condice con las estadísticas oficiales difundidas hace poco, en las que Argentina ostenta los índices delictuales casi más bajos de todo el continente?
–Por la compleja configuración de los problemas de seguridad, sobre todo en su dimensión subjetiva. Ambas cosas pueden ser ciertas: las tasas y el tipo de criminalidad en la Argentina, en comparación con otros países de América, son mucho mejores y más controlables. Eso se puede demostrar con las estadísticas. Por otro lado, creo que la preocupación de la sociedad, que se manifiesta en esta dimensión subjetiva, tiene mucho que ver con una desconfianza del tipo de acción del Estado, que por momentos resulta errática. Es una crisis de desconfianza de la acción del Gobierno más que una crisis marcada por el aumento de la criminalidad. Eso no hace que sea inexistente, sino que en la sensación de inseguridad, el tipo de dimensión subjetiva es otra y, por lo tanto, hay que trabajar de otra manera.
–¿Por qué la batalla simbólica por ofrecer soluciones eficaces para los problemas de inseguridad fue históricamente ganada por la derecha? ¿Ve una incapacidad del progresismo en ese sentido?
–Hay dos cuestiones. En primer lugar, a los sectores de derecha les es más fácil apelar a las soluciones mágicas de la mano dura porque detrás de eso están los dispositivos represivos tradicionales, y en el fondo es un mensaje para que la policía trabaje de un modo autónomo y sin control. Por más que se demuestre que las policías ya no están en condiciones de responder a problemas complejos, sino que los agravan. Por otra parte, también hay una incapacidad notoria de los sectores progresistas de diseñar políticas de seguridad. Pareciera que una política de seguridad progresista tendría que tener como eje principal la inclusión social. Y eso no es así. Obviamente, es algo por lo que peleamos por razones de justicia social y de dignidad humana, pero no por razones de seguridad, porque incuba el doble riesgo de no identificar bien el problema y de naturalizar el prejuicio de que los problemas de criminalidad son problemas de pobreza. Y en gran medida, la criminalidad es una red de mercados ilegales controlados por gente que no tiene nada que ver con la pobreza, sino que la recluta como mano de obra barata. La policía y la Justicia se ensañan con ese segmento, pero hacen muy poco por desbaratar los mercados y la gente que los maneja. Buena parte de la criminalidad urbana está organizada, por sus estructuras de mercado apañadas por funcionarios policiales y políticos.
–Entonces no acepta una división tajante entre el crimen común y el crimen organizado…
–No, porque fijate: el robo de celulares se lo concibe normalmente como criminalidad común, pero es un tipo de criminalidad de mercado fuertemente organizado, porque hay una red de compra, distribución y clonaje, que es lo que hay que desmantelar. El robo de vehículo también se lo toma por criminalidad común, y es uno de los crímenes más organizados. Es un problema de enfoque.
–¿Qué rol juegan los medios de comunicación?
–Influyen o condicionan la selectividad de la respuesta social. Es decir, nos preocupan claramente un cierto tipo de casos, y a los otros no les damos importancia, y en eso tienen mucho que ver la cobertura de los medios. Pero no se debe sólo a un factor ideológico –que desde luego, aumenta la neurosis social y, en consecuencia, la preocupación sobre este tema–, también tiene que ver con este formato de noticias de 24 horas y una muy baja inversión en la producción de noticias. Entonces, con sólo mandar un notero al Gran Buenos Aires uno puede tener noticias de crímenes las 24 horas. En TN, en Crónica, no hay más producción de la noticia que mostrar los delitos que puede haber. Y una sociedad de 15 millones de habitantes, sin duda va a producir un delito cada media hora.
–¿Cómo ve las políticas públicas de seguridad del Gobierno Nacional?
–No es una pregunta sencilla. Sin ninguna duda, este gobierno no tiene una política de mano dura en la seguridad, eso es indudable. No ha reprimido las manifestaciones públicas, y eso no solamente por vocación, sino por el modo en que se adiestró a la policía para hacerlo, y las técnicas y protocolos que se utilizaron, que te diría que han sido ejemplares. Ahora bien: respecto de otras dimensiones de control de la criminalidad, me parece que ha sido un gobierno más bien omisivo. Se nota cierta condescendencia con la Policía Federal, que todo el mundo reclama que debe tener cambios muy profundos de estructura. En este aspecto, este gobierno no aprovechó para hacer cambios profundos en los sistemas policiales, que se están haciendo notar.
–¿Nota diferencias con las políticas llevadas adelante en la provincia de Buenos Aires?
–Sí. Las políticas de seguridad de Scioli no son erráticas, sino francamente reaccionarias. El problema es que el gran regulador de la seguridad, tanto objetiva como subjetivamente en la Argentina, es la provincia de Buenos Aires. Y allí, la gestión del gobernador Scioli ha retrocedido enormemente en muchos avances que se habían hecho.
–¿Qué medidas recomienda para el corto plazo?
–Sólo por mencionar tres: desarticular los mercados criminales, que a su vez son generadores de violencia y potencian la violencia de otras regularidades; potenciar enormemente el rol del municipio en las políticas de seguridad –coordinando con Nación y las provincias–, porque es allí donde están los problemas y donde está la información, y uno clave: profesionalizar mucho más rápidamente a las policías.


disponible en http://sur.elargentino.com/notas/alberto-binder-la-derecha-quiere-una-policia-autonoma-y-sin-control

“El gran desafío de Garré es imponer un control sobre las fuerzas policiales”

Año 3. Edición número 140. Domingo 23 de enero de 2011
Roberto Bergalli es doctor en Derecho por la UBA y por la Universidad de Salamanca. Se fue al exilio en 1977.

Otras notas

  • Cada vez que las rutilancias de un crimen –o la sucesión de varios– abren el debate sobre la inseguridad, vuelven a florecer las marchitas recetas de la mano dura. ¿Cuál es la distancia real entre la criminalidad y la llamada sensación térmica? Alberto Binder es un eximio jurista. Intervino activamente en la reforma de la gestión de Carlos Arslanian, y fue asesor técnico de las reformas judiciales en varios países de América latina. Actualmente es el director del Instituto Latinoamericano sobre Seguridad y Democracia y asesor del Centro de Justicia de las Américas de la OEA.
  • El delito y el temor al delito es, en la Argentina de estos días, la suma de todos los miedos. Los últimos hechos de violencia visibilizaron –una vez más– las demandas de seguridad. El jueves, unas tres mil personas marcharon a Plaza de Mayo para reclamar. Hubo una sensación de déjà vu, con la imagen de Juan Carlos Blumberg poblando los canales de noticias. La movilización estuvo encabezada por los padres de Matías Berardi y Diego Rodríguez. Matías tenía 17 años y fue secuestrado y luego asesinado por sus captores.
  • – Qué opina de la asunción de Nilda Garré como ministra de Seguridad?
    –Me parece importante que se haya creado el Ministerio de Seguridad y que se esté planteando una transformación de ciertos enfoques que habían demostrado su fracaso en los últimos años. Esto es, básicamente, en el autogobierno policial. La asunción de Garré, y la idea de un cambio –que tendrá sus tiempos, sus etapas– es un paso importante en reformas demoradas.
    –Desde su óptica, ¿cómo debería instrumentarse la reestructuración de la Policía Federal?
  • Cómo evalúan desde el Centro de Estudios Legales y Sociales los cambios en el área de seguridad?
    –La creación del Ministerio de Seguridad representa una oportunidad histórica para llevar a cabo transformaciones institucionales sobre el sistema federal de seguridad que venían postergadas. Tenemos fuertes expectativas teniendo en cuenta su trayectoria en Defensa en cuanto al control de las Fuerzas Armadas. Uno de los mayores desafíos es la conducción política del sistema de seguridad. Garré puede hacerlo y garantizar el control civil de las fuerzas de seguridad.
  • Las instituciones policiales suelen ser la grandes gerenciadoras del delito. Y los uniformados suelen tener una fuerte aversión a que el poder político inspeccione y fiscalice sus asuntos. Sus “negocios”. El doctor en Sociología y ex director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) Marcelo Saín, un investigador de las fuerzas policiales, sostiene que esa renuencia se orienta a ocultar un conjunto de prácticas institucionalizadas signadas por la corrupción, la protección y la regulación de actividades delictivas cometidas cotidianamente por policías contra ciudadanos.
  • –Cuáles son los principales desafíos, desde su óptica, que deberá enfrentar la gestión de Garré?
    –Hay algunas cuestiones estructurales y otras de coyuntura. Dentro de las primeras, está este fenómeno de las ocupaciones o las tomas. Implican un alto desafío para el Estado para aportar soluciones adecuadas que no deriven en escenas de violencia. Y esto se conecta con lo estructural: hay que pulir muchísimo la doctrina de preservación del orden público, la no criminalización de la protesta social y la utilización de la fuerza por parte de Estado.
El criminólogo argentino, residente en España, opina sobre seguridad pública, sistema penal y el rol de los medios masivos de comunicación
En cualquier ámbito social donde los poderes de los medios de comunicación sean concentrados, y así puedan escapar a todo control democrático, está asegurada la generación de miedos colectivos.” Lo dice el jurista argentino Roberto Bergalli, que está considerado como uno de los criminalistas más prestigiosos del mundo. Reside en España desde hace más de tres décadas, pero vive de cerca la realidad sociopolítica de su país. Por eso opina, también, sobre la creación de Ministerio de Seguridad. Y vaticina el principal reto que tendrá Nilda Garré: “Tal como se ha planteado el ministerio, tendrá competencias sobre las fuerzas policiales, lo cual constituye, de verdad, un manifiesto desafío. Porque el gran desafío de la ministra será imponer un control sobre tales fuerzas.”
Bergalli es doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la UBA y en Derecho por la Universidad de Salamanca. Fue un activo miembro del movimiento universitario, a mediados de los ’60. Eso le valió la renuncia a su cargo de profesor asistente en junio del ’66, un mes antes de la Noche de los Bastones Largos, cuando el onganiato descargó su furia contra las universidades. Ese mismo año trabajaba como juez de instrucción: tampoco le resultó fácil, por las “habituales confrontaciones con la policía y con otros jueces extremadamente reaccionarios”. Tomó una decisión: “Marché hacia el Reino Unido y luego a Italia. Tuve un breve regreso en el período del gobierno democrático de Cámpora. Después fui a la República Federal de Alemania.” Bergalli retornó a su país a comienzos de 1976. No era un buen momento: fue secuestrado un mes después del golpe del 24 de marzo. Estuvo a disposición del Poder Ejecutivo y jamás fue procesado. Pudo salir de la cárcel un año después, en 1977, gracias a la presión y la mediación de los gobiernos alemán e italiano, y a varios de sus profesores en aquellos países. Se fue al exilio, como tantos otros.
En Europa hizo una respetable carrera académica. Ahora está jubilado, pero hasta hace poco era profesor del departamento de Derecho Penal y Ciencias Penales en la Universidad de Barcelona, España. Allí coordinó la especialidad en Sociología Jurídico-Penal, del doctorado en Derecho. También fue codirector del Programa de Justicia Criminal y Criminología Crítica que se desarrolla entre siete centros universitarios europeos. Su largo CV cuenta con diplomas de universidades de Reino Unido, Italia y Alemania y una larga lista de libros publicados, como autor y compilador. Miradas al Sur lo contactó para hablar de la que parece, según muchas encuestas, la principal preocupación de los argentinos: la “inseguridad”.
–Si se miran las estadísticas, la Argentina ostenta los índices delictuales más bajos de todo el continente. La sensación de inseguridad es muy alta. ¿Por qué?
–Parecería que la percepción de inseguridad por una sociedad, o parte de ella, estuviese directamente relacionada con el índice de los delitos que se cometen. Esta ecuación inseguridad-producción de delitos me parece demasiado simplista. Las personas no se sienten inseguras por temor al delito, únicamente. Hay muchas otras situaciones de la vida social que impulsan esa percepción. Si se carece de puesto de trabajo, no se dispone de coberturas sociales (servicios médicos, acceso a la vivienda, poder enviar los niños a la escuela, previsión de jubilación o pensiones por invalidez, se pierden o no se alcanzan relaciones que transmitan serenidad y estabilidad) entonces los seres humanos extraviamos toda sensación de seguridad. Claro está, hay que aclarar con énfasis que la denominada inseguridad no es la única y solamente asociada con la seguridad de los bienes y de las personas que miden los registros o estadísticas policiales.
–El jurista Alberto Binder dijo que la sensación de inseguridad es, más que nada, “una crisis de desconfianza de la acción del Gobierno, más que una crisis marcada por el aumento de la criminalidad”. ¿Cree que es así?
–Posiblemente pueda padecerse de “desconfianza”, pero yo no me animaría a pensar en una “crisis de desconfianza”, sino más bien en una “crisis de confianza”, siempre que se deposite fe o esperanza en la acción de gobierno para afianzar seguridad.
–Algunos sectores de la sociedad suelen apelar a la “mano dura” o a la represión cada vez que los problemas de seguridad se instalan en las pantallas de tevé o en las tapas de los diarios. ¿Por qué se insiste con implementar esa acciones que, se comprobó, no bajan el delito?
–Los problemas de inseguridad no se solucionan solamente con la “mano dura”, si aquella sensación no está únicamente asociada a la preservación de los bienes y de la integridad física de las personas. Por tanto, apelar exclusivamente a la represión es una propuesta simplona y facilista.
–La tasa de homicidios de la Argentina es la cuarta más baja del continente. Pero muchos analistas hablan de un aumento de la violencia en determinados delitos. ¿Puede ser que haya menos delitos, pero que éstos sean más violentos?
–Ciertamente, es posible que se produzcan menos delitos aunque éstos sean más violentos. Pero atención con el concepto de “violencia”: no siempre debe asociarse a la fuerza física ejercida por los autores de hechos punibles. Téngase en cuenta que un despojo mediante un delito de inteligencia (estafas, defraudaciones, extorsiones, coacciones) constituye, igualmente, un delito violento, una acción violenta que se realiza “contra el natural modo de proceder”.
–En la Argentina está instalada la idea de que toda muerte violenta es consecuencia de robos o asaltos, pero las dos terceras partes de las víctimas fatales se producen en el marco de los fenómenos de la llamada “violencia intramuros”: entre parejas, familiares, conocidos o vecinos.
–Así debe ser, tal como se afirma explícitamente. Pero, ¿y la violencia de las muertes en los lugares de trabajo, o las víctimas de accidentes de tránsito automotor, grandes percances en la celebración de eventos deportivos, de diversión o esparcimiento, no constituyen también actos violentos los que, por lo demás, se generan por ausencia o debilidad de los controles públicos?
–El juez de la Corte Raúl Eugenio Zaffaroni dijo hace poco en estas páginas que “no se invierte un peso en hacer investigación de campo, investigación criminológica dirigida a la prevención”. ¿Cuán importante es elaborar estadísticas serias sobre el crimen?
–Si la “investigación criminológica” que auspicia el juez Zaffaroni va a ser meramente cuantitativa, entonces las estadísticas han de ser indudablemente “serias”. Es decir: no debe dejarse su confección únicamente a los cuerpos policiales. Corresponde que en esa tarea intervengan estadígrafos de profesión y oficio. Pero, si la investigación criminológica es asimismo “cualitativa”, entonces el valor que las estadísticas pueden aportar es de complemento y el aporte que pueden prestar para la prevención de delitos es relativa, aunque pueden ser útiles para considerar los cambios o transformaciones acaecidos en la evolución de la criminalidad.
–¿Cuál es la distancia real entre la criminalidad y la sensación de inseguridad?
–La inseguridad es una sensación y la criminalidad es el conjunto de hechos (acciones u omisiones punibles) adecuados a figuras delictivas, tipificadas en las leyes y códigos penales. Lo dicho más acá, de no aceptar la idea de “distancia real”, pues al no existir el concepto ontológico de realidad, éste se corporiza después de un proceso de construcción social. No habría distancia real, sino construida.
–El sociólogo Marcelo Saín dijo en una entrevista reciente que el “progresismo tiene una visión muy maricona de lo que es la seguridad pública”. ¿Hay una incapacidad de sectores progresistas en diseñar políticas de seguridad?
–Naturalmente que rechazo el adjetivo. Es inaceptable como expresión, aunque fuera coloquial. Por lo demás, ¿de dónde se extrae que los llamados sectores progresistas fueran incapaces de diseñar o proponer políticas de seguridad pública? ¡Como si la denominada seguridad fuera propiedad de determinados grupos o parcelas de pensamiento identificados ideológicamente!
–El gobierno nacional creó hace unas semanas el Ministerio de Seguridad. ¿Cree que es una medida acertada, y que servirá para enfrentar el problema?
–Puede considerarse como una medida acertada. Pero saber, poco tiempo después de su creación, si el reciente ministerio va a servir para enfrentar el problema es una cuestión que va a depender de las estrategias puntuales que se pongan en marcha. Sin olvidar que, tal como se ha planteado el ministerio, tendrá competencias sobre las fuerzas policiales, lo cual constituye, de verdad, un manifiesto desafío. Porque el gran desafío de la ministra será imponer un control sobre tales fuerzas.
–Las policías Federal y Bonaerense suelen ser unos cuasi ejércitos que trabajan de manera casi autónoma, con pocos controles y con habituales denuncias de corrupción y connivencia con las organizaciones delictivas. ¿Las policías son parte del problema y no la solución de la criminalidad urbana?
–Sí, creo que las fuerzas policiales son parte del problema, pero esto sucede no únicamente en la Argentina.
–¿Cómo controlar entonces a la policía? En la Argentina se debatió el año pasado sobre la descentralización, es decir: la creación de policías comunales. ¿La ve como una opción viable?
–Lo que se alude como “descentralización” puede entenderse también, para la Argentina, como el reconocimiento de fuerzas policiales para cada provincia, apoyado en la forma federal del Estado nacional. Esta experiencia ya es conocida como negativa, pues muchas de esas fuerzas provinciales se han manifestado más corruptas, peor preparadas y muy manipulables por los caciques, caudillos o poderosos políticos provinciales. No descarto que suceda lo propio con las policías comunales, aunque las existentes actúan de manera circunscripta a las infracciones y faltas municipales. La excepción es la policía de la ciudad de Buenos Aires, la cual ya ha dado lugar a otro tipo de dificultades, generadas en un nivel superestructural o de intersección del poder autonómo con el poder estatal.
–Algunos discursos sostienen que sólo con políticas de inclusión social se solucionaría el problema de seguridad. ¿No es riesgoso? ¿No es una forma de naturalizar el prejuicio de que los problemas de criminalidad son problemas de pobreza?
–La pobreza es, sin duda, una fuente impulsora del delito. Pero un número mayúsculo de delitos son cometidos –en toda sociedad y en las del presente más todavía– por personas ubicadas en estratos sociales elevados, perfectamente incluidos en la organización o estructura social. No obstante, siempre corresponde alentar las políticas de inclusión y no exclusivamente para desalentar el delito. No es una cuestión de exclusión el único origen de las conductas delictivas. Creo que es preferible no hablar de “causas” individuales, pues el delito es el resultado de un proceso de definición jurídico-político mucho más complejo que la identificación de una causa.
–¿Se puede prever y combatir el delito con una ciudadanía desconfiada de las agencias estatales: policía, justicia y sistema penal?
–Ciertamente, no. Pero debe destacarse que dichas agencias de control punitivo son absolutamente indispensables para una aplicación apropiada de un derecho penal mínimo, en el respeto de todas las garantías que asegura el orden constitucional.
–¿Cuáles son las asignaturas pendientes del sistema penal?
–En el presente estado de cosas, y no únicamente en la Argentina, debe exigirse a lo que se llama como “sistema penal” (en una tradición jurídica escrita) un proceso de producción de sus reglas jurídicas mucho más adheridas a los requerimientos de control penal estricto y no de respuesta “populista”. Entendiéndose por ésta la simple propuesta de más cárcel a todo tipo de aumento de criminalidad. En segundo término debe exigirse que la aplicación de dichas reglas, mediante las agencias establecidas al efecto (policía, jurisdicción, cárcel para citar las más representativas del poder punitivo moderno) sea la conclusión de la interpretación jurídica más ajustada a las necesidades de control democrático.
–¿Cuánto influye en la generación de psicosis y miedo la fuerte presencia mediática de la inseguridad ligada al delito?
–En cualquier ámbito social donde los poderes de los medios de comunicación sean concentrados, y así puedan escapar a todo control democrático, está asegurada la generación de miedos colectivos.
–¿A quiénes les sirve atemorizar a la sociedad?
–Comprensiblemente sirve a quienes obtienen réditos de cualquier amedrentación generalizada. En el caso de la generación de alarmas ante la inseguridad, los beneficios no únicamente favorecen la vigorización del poder punitivo estatal; también fomenta la privatización de este poder en manos de intereses particulares: policías privadas, incremento de jurisdicciones especiales en empresas, fábricas y talleres, estímulo de cárceles privadas.
–¿Qué acciones considera que podrían mejorar la situación de la seguridad en la Argentina?
–Desde un punto de vista jurídico es imprescindible difundir la convicción de que la seguridad (la seguridad total: salud, vivienda, educación, trabajo) es un derecho que, como tal, pertenece a la categoría de los derechos humanos y, por tanto, debe reclamar la protección de todo el orden jurídico-constitucional. En segundo término, correspondería trasladar semejante convicción a todas las instituciones y sus pertinentes representantes a fin de que asuman de manera consciente el papel de protección y sostén de tales derechos, reconociendo todas las garantías que constitucionalmente le corresponden a cada ciudadano que reclame la satisfacción de todo derecho a la seguridad. Aclaro e insisto: no únicamente a la seguridad en las calles y en sus bienes.

disponible en http://sur.elargentino.com/notas/el-gran-desafio-de-garre-es-imponer-un-control-sobre-las-fuerzas-policiales

miércoles, 12 de enero de 2011

CÁTEDRA RIQUERT: Doctorado Honoris Causa de la UCLM para el Dr. DAV...

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LA INEFICACIA DEL ENDURECIMIENTO DE LAS LEYES PENALES


Dr. M.Sc. Giovani Criollo Mayorga.

montecrhisto@gmail.com

El recrudecimiento de los marcos punitivos y el crecimiento desmesurado del Derecho penal[1] han sido, desde varios años atrás, el fundamento  de  muchas de las  políticas de seguridad ciudadana en nuestro país. Como ejemplo de ello baste recordar  las reformas penales efectuadas en los años 2009[2] y 2010[3] las cuales tuvieron como objetivo fundamental una mayor eficacia del aparato jurisdiccional en la resolución de conflictos de tipo penal y una respuesta a la sociedad que exige seguridad[4].  Es decir se ha pretendido insistentemente hacer creer a la sociedad que el incremento de las penas, la implementación de aquellas políticas denominadas como “mano dura”, “súper mano dura”, “tolerancia cero”, etc., constituyen una respuesta eficiente para frenar el incremento de la violencia y la criminalidad, lo cual no es cierto por cuanto ellas en verdad son una “manipulación de la inseguridad subjetiva con objetivos exclusivamente políticopartidarios”[5].

Según Carlos Basombrío Iglesias[6], la experiencia demuestra que en ciudades donde estas políticas represivas han sido aplicadas no se ha conseguido disminuir el cometimiento de hechos delictivos debido a la incapacidad del sistema judicial para efectivizar esa penas más duras: en Venezuela, el Observatorio Venezolano de la violencia determinó que entre los años 2007 a 2009 han quedado impunes por lo menos 91 de cada 100 homicidios y es posible que esta tasa llegue hasta el 98%; en México el 98.5% de los delitos cometidos quedan en la impunidad: según un estudio efectuado por el Instituto Tecnológico de Monterrey de los 7.48 millones de delitos cometidos en todo el país en lo que iba del año 2010, únicamente se ha formulado una condena en relación al 1%, “del total de delitos solo se denuncia un 22%, lo que hace cerca de 24000 denuncias. A su vez, de esta cifra, únicamente un 15% se investiga, pero sólo el 4% de ellas concluye.”; y, en Bogotá, desde el año 2007 hasta el mes de junio de 2010 hubo un 85.6% de impunidad por hurto y  un 71.2% de impunidad por homicidio.

“Las políticas represivas se prestan fácilmente a la cuantificación y proporcionan lo que aparentan ser resultados rápidos y concretos que ofrecer a los medios de comunicación: tantos “delincuentes” detenidos; tantas armas requisadas; tantas pandillas desmanteladas. La realidad es que la mayoría de los números que se ofrecen no son indicadores del impacto de las políticas sobre el problema mismo, que es la inseguridad, estas se limitan a medir directamente las acciones emprendidas.”[7]


EL COSTO DEL “POPULISMO PENAL”: LA DESVINCULACIÓN DE LOS ESTÁNDARES INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS.

Esta “inflación penal” a su vez tiene un costo altísimo: EL IRRESPETO DE LOS DERECHOS HUMANOS, pues las políticas de mano dura tienden a desconocer los derechos y garantías de las personas consagrados en la legislación interna y en el sistema jurídico internacional: se violenta la presunción de inocencia, se rompe el derecho a ser oído en el juzgamiento, se mal utiliza la prisión preventiva que prácticamente en nuestro sistema penal funciona como una pena adelantada a tal punto que llega a descontarse de la condena el tiempo que un individuo estuvo sometido a dicha medida, se obstruye el derecho a la defensa, etc.

A este grave problema han de sumarse otros. “… se evidencia el agravamiento de otros problemas como la violencia institucional, el deterioro de las instituciones de la policía, el excesivo uso de la fuerza y en muchos casos uso de fuerza letal, el surgimiento de estructuras paralelas, la proliferación de armas de fuego, y el deterioro de las condiciones carcelarias. No podemos dejar de señalar que a todas estas situaciones se suma la corrupción y la impunidad.”[8]  Por esa razón la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (órgano especializado de la Organización de los Estados Americanos encargado de velar por la observancia de los derechos humanos en el hemisferio) ha hecho hincapié en que  “… los Estados Miembros, en su legislación y procedimientos internos, deben operar sobre la base de que los instrumentos que integran los Sistemas Universal y Regional sobre derechos humanos `... permiten aplicar medidas para enfrentar las amenazas a la seguridad ciudadana [...] dentro del marco del Estado de Derecho, sin desatender el respeto a las garantías básicas, no derogables, previstas por el derecho internacional´”[9]

Zaffaroni decía, apropósito de esta expansión del derecho penal, que  Las agencias legislativas, al inflar las tipificaciones no hacen más que aumentar el arbitrio selectivo de las agencias ejecutivas del sistema penal y sus pretextos para ejercer un mayor poder controlador.”[10] Ahora bien, el problema de esta selección del sistema penal  radica en que la norma penal está destinada para ciertos sectores que generalmente son los más vulnerables, los más desposeídos, es decir en pocas palabras lo que se está haciendo es criminalizar es la pobreza.


ACCIONES QUE PERMITEN CONTROLAR LA DELINCUENCIA.

Las políticas de mano dura no se permiten tomar en cuenta que el aumento de los índices de criminalidad y violencia radica en un incremento de la pobreza y la indigencia, en los elevados niveles de desigualdad y exclusión social[11]. Son estos factores los que deben ser controlados y, de ser posible, reducidos a su mínima expresión, por ello, lo que debe hacerse para poder disminuir el problema de violencia no es dictar leyes penales más fuertes sino por el contrario implementar políticas eficientes de prevención. En América, estas políticas que han alcanzado mayor éxito, han tenido como objetivo central enfrentar los factores que posibilitan la reproducción de la violencia en el espacio local como son por ejemplo: “… medidas para reducir el consumo de alcohol y limitar y regularizar el porte de armas por particulares. Asimismo, se destacan los esfuerzos para el rediseño urbano, la generación y mantenimiento de espacios públicos amigables y los sistemas de transporte. También debe hacerse expresa mención a la creación de bolsas de trabajo en las zonas de mayor violencia de las ciudades. En el plano institucional, los programas exitosos apostaron a la profesionalización de la policía y la implementación de programas para mejorar la relación entre la policía y las comunidades locales. Asimismo, se destacan experiencias que han tenido efectos positivos a partir de una gestión de la seguridad basada en una adecuada información sobre la realidad objetiva y subjetiva de la violencia y la delincuencia, incorporando sistemas de construcción de indicadores, recolección de datos, y trabajo a partir de mapas georeferenciados para un mejor aprovechamiento de los recursos humanos y materiales de las instituciones del sistema de seguridad ciudadana. En el mismo sentido, deben citarse los programas dirigidos a trabajar sobre los factores posibilitadores de la violencia y el delito en espacios concretos, como es el caso de los que impulsan técnicas de resolución no violenta de conflictos en los centros educativos; programas de desarrollo infantil temprano y de apoyo para las familias con niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situaciones de mayor vulnerabilidad ante el delito o la violencia. Por su parte, desde el punto de vista de la prevención terciaria, debe hacerse expresa mención al trabajo con personas jóvenes que ya han cometido delitos, mediante programas de penas alternativas a la prisión, que hagan efectiva la responsabilidad del victimario, en dirección de la debida compensación, mediante la reparación a la víctima o el trabajo comunitario, de los daños generados por su comportamiento ilícito.”[12]


[1] Al respecto de este aumento del Derecho penal puede consultarse a: SILVA Sánchez, Jesús María. “La expansión del Derecho penal: Aspectos de la Política criminal en las sociedades postindustriales.”. Segunda Edición. Editorial B de F. Montevideo-Buenos Aires. 2006; GRACIA Martín, Luís. “Prolegómenos para la lucha por la modernización y expansión del Derecho penal y para la crítica del discurso de resistencia.”. Editorial Tirant Lo Blanch, Alternativa. Valencia. 2006.  PRITTWITZ, Cornelius. “El Derecho Penal Alemán: ¿Fragmentario? ¿Subsidiario? ¿Última Ratio? Reflexiones sobre la razón y límites de los principios limitadores del Derecho penal.”. En “La insostenible situación del Derecho Penal.”. Instituto de Ciencias Criminales de Frankfurt (Ed.) Área de Derecho Penal de la Universidad Pompeu-Fabra (Ed. Española). Editorial Comares. Granada. 2000.
[2] Suplemento del Registro Oficial 555 de marzo 24 de 2009
[3] Suplemento del Registro Oficial 160 de marzo 29 de 2010
[4] Para un mayor entendimiento de estas reformas penales puede consultarse el documento titulado: “EL PROCESO REFORMATORIO DE MARZO DE 2009 A MARZO DE 2010” preparado por Kléber Araujo Morocho, Carlos Arrobo Villavicencio, José Luis Robalino Villafuerte, Vicente Robalino Villafuerte.
[5] Comisión Interamericana de Derechos Humanos. INFORME SOBRE SEGURIDAD CIUDADANA Y DERECHOS HUMANOS 2009. Pág. 22.  Disponible en http://www.cidh.org
[6] BASOMBRÍO Iglesias, Carlos. “¿QUÉ HEMOS HECHO? Reflexiones sobre respuestas y políticas públicas frente al incremento de la violencia delincuencial en América Latina. 2010. Pág. 26 y 27.
[7]  UNICEF, OACNUDH, CIDH.  Informe sobre Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos. Oficina Regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Presentación de la Sra. Carmen Rosa Villa Quintana, Representante Regional. Costa Rica, 11 de noviembre de 2010. Pág. 2.
[8] UNICEF, OACNUDH, CIDH.  Ob. Cit.  Pág. 2.
[9] Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ob. Cit. Pág. 1.
[10] ZAFFARONI, Eugenio Raúl. “EN BUSCA DE LAS PENAS PERDIDAS. DESLEGITIMACIÓN Y DOGMÁTICA JURÍDICO-PENAL”. Segunda Reimpresión. EDIAR. 1998. Pág. 31.
[11] Comisión interamericana de Derechos Humanos. Ob. Cit. Pág. 10; UNICEF, OACNUDH, CIDH.  Ob. Cit. Pág. 1.

[12]  Comisión interamericana de Derechos Humanos. Ob. Cit. Pág. 26.

sábado, 8 de enero de 2011

Mediación Monterrey: Democracia y Mediación

Mediación Monterrey: Democracia y Mediación: "Tercero Neutral: 'Democracia y Mediación'Rubén Cardoza MoyrónDe acuerdo con Guillermo O’Donnell (2008), una definición del Estado democráti..."

domingo, 2 de enero de 2011

EL ROL SOCIAL ABOGADO Y EL PROTAGONISMO DE SUS CLIENTES EN EL CONFLICTO POR ANTONIO TULA

Pensamos que los abogados adquieren un rol sustitutivo del protagonismo propio de los sujetos en conflicto y un desapoderamiento de su incidencia en el tratamiento del mismo y que el conflicto se convierte en un objeto científico. El rol social del abogado se construye en el imaginario social y se fortalece en el propio contexto judicial. Por lo tanto efectuamos algunas consideraciones acerca de este supuesto


Los abogados son:” expertos en la ciencia del derecho que se dedican a defender en juicio, los derechos e intereses de los litigantes y a brindar dictamen sobre las cuestiones legales que se le consultan” (González Fernández de León, 1961).


Doncel Fernández (2004 citando a Caplan 1981) con relación al papel del abogado realiza una crítica al entender que la ayuda legal se ha convertido en una obsesión ya que , la función del abogado se necesita en infinidad de espacios en una sociedad en donde todo se plantea en términos de derechos y deberes. Se cuestiona la mística que subyace a la obsesión por la “ayuda legal” que justifica un monopolio profesional basado lenguajes y procedimientos que resulten ininteligibles para el lego. La proliferación técnica de términos y la complejidad de procedimientos provoca que una profesión de servicio, derive en una práctica ritual que no admite críticas y convierta a los no iniciados mas en inhabilitados que en clientes


En este trabajo queremos considerar que las construcciones lingüistas de los abogados derivan en una narrativa del conflicto alejada de las narrativas de sus protagonistas desde la denominada teoría de la responsabilidad (Cobb 1996)


Para Sara Cobb (1996)  en los procesos legales formales de los procesos judiciales civiles o penales las reglas procesales excluyen la posibilidad de que las personas hablen en su
propio nombre o cuenten “historias “en su propia forma.

O´Barr & Conley  (1985 en Sara Cobb 1996)  denominan “teoría de la responsabilidad” al mecanismo por el cual disputantes (demandados y acusadores), en el proceso que funciona como contexto comunicacional,   verán la versión de su historia comoinformes narrados que muestran a uno de ellos como una agente y una acción y al
otro como receptor de la acción.  Unvínculo causal entre la acción intencionada del agente (demandado) y el daño sufrido por el otro (acusador udemandante), conectadas a un resultado (sentencia condenatoria), y defensa de
la acusación en un plano argumental inverso igualmente conectada también a un resultado(sentencia absolutoria)

En su análisis Cobb  se refiere a las intenciones y a su  construcción de significado e las relaciones humanas. Si en el devenir de una relación las acciones se encuadran en “buenasintenciones” (construcción grupal de una forma de relación aceptada, en sucontexto operacional) todo transcurre en armonía. Si las intenciones se
encuentran fuera de control,  “setransforman en herramientas centrales para el manejo en las condiciones discursivas
reguladoras de responsabilidad  yculpabilidad y las consecuencias materiales…” (Cobb 1996, Pág. 23)

La atribución y exposición de intenciones en el discurso posicionan a las personas sobre mapas morales y relacionales usados en la vida social (Harre 1984 en Cobb Sara 1996). El mapa moral responde a un esquema evaluativo construido en la conversación  quepermite  describir las acciones propias ylas del otro y atribuir intenciones  yconsecuencias  en el mundo social(Shotter  1984 en Cobb 1996). El mapa relacional se refiere a una telaraña  de relaciones en las que las personas estánenredadas y la función de cada uno es en función de la posición del otro
(Bateson 1972 en Cobb 1996).

La responsabilidad es entonces una función de la posición ocupada en mapasmorales y relacionales que son por turnos, construidos en el discurso en laconversación

Según otra mirada puesta en la profesión de los abogados, estos generan formas de agruparse como elite (Colegios de Abogados. grandes bufetes, etc) dedicada a la protección de los ideales jurídicos. Doncel Fernandez (2004) al analizar este aspecto del colectivo profesional sigue a None. y Carlin (1979) , y considera que mientras este sector se aísla de presiones externas, otros profesionales quedan libres para responder a las diversas exigencias que se hacen al orden jurídico y buscarles solución. De tal manera se produce una discriminación social ya que ocurre que los que están en mejores condiciones de defenderse a través de los instrumentos del sistema jurídico son los que obtienen el beneficio de la existencia de la élite.


Allí surge la duda sobre si el grupo de élite puede mantener su lealtad a las instituciones jurídicas y, al propio tiempo, al derecho en su conjunto, o encuentran conflictos de interés al identificarse de tal modo con los intereses de una clientela especial que se concentran exclusivamente en aquellas partes del derecho que mejor sirvan a esos fines. Esto fomenta una evolución demasiado selectiva del derecho y obstaculiza el reconocimiento de las necesidades jurídicas que surgen en otros sectores de la sociedad-

Revisando algunos marcadores de contexto que definen en términos de poder la actuación de los abogados en el proceso judicial podemos considerar que


• Los abogados en el proceso judicial se encuentran habilitados para la defensa de sus clientes como apoderados (con poder para actuar en su nombre y representación)

• También intervienen los abogados como patrocinantes con el involucramiento del cliente bajo su asesoramiento técnico.

• De cualquier modo el abogado es actor principal en el escenario judicial y su cliente permanece en bambalinas (al costado del escenario), aunque formalmente a éste se lo se denomine “actor” , .Esta denominación se otorga toda persona que por sí o por intermediario entabla demanda en los tribunales de justicia en pleno ejercicio de sus derechos (González Fernández de León1961)

• En Argentina, el abogado recibe el trato de “doctor”, en los estrados judiciales aunque no haya alcanzado ese rango académico.

• Muchos códigos procesales exigen que los letrados reciban igual trato que un Juez.

• Quien observa la escena judicial ve al abogado, en la mesa de entrada de un Juzgado, solicitar un expediente o presentar un escrito definiendo la relación con respecto a los empleados y jerarquizando espacios de simetría solo con el Juez o el Secretario.

• El abogado accede con mayor facilidad que su cliente a una entrevista espontanea con el Juez, puesto que en el rigor técnico del tratamiento del expediente y del proceso la conversación es más precisa y conducente entre “profesionales del derecho” que con quien invoca el derecho como protagonista.

• El abogado recibe al cliente en su estudio y da cuenta de la evolución de “su caso”, tratando de traducir el lenguaje jurídico para una mejor comprensión.

• Tanto en el juicio como en el estudio, el dueño del conflicto tendrá a su historia, sus temores, deseos o necesidades guardados, en un expediente que lleva su nombre y tiene asignado un número y según crezca este expediente en su cuerpo de papel, será el volumen de importancia críptica y despersonalizada del mismo.

• El abogado en las audiencias dice a su cliente lo que “debe decir” en beneficio de la causa, despojándole de su propio protagonismo.

• El abogado construye, especulativamente, narrativas de la narrativa de su cliente en intimaciones prejudiciales y demanda judiciales, potenciando el conflicto, y en el imaginario social suele recibir el nombre de “águila” cuando mayor es su presencia combativa.

• La presencia del abogado como hombre culto, elegante y letrado opaca la sencillez de su cliente.


Asimismo, como síntesis de la influencia epistemológica en el sistema judicial, diremos que los jueces construyen su conocimiento del conflicto a través de pruebas presentadas por los abogados, en representación de sus clientes, que intentan acreditar una verdad formal, ontológicamente adecuada al derecho invocado, en el marco de la ciencia jurídica. La acción protagónica de los sujetos, involucrados en su propio hacer en el conflicto, queda relegada a un segundo plano y solo tendrán por verdad lo que el sentenciante decida como tal.



Bibliografia


Caplan J.,-Los abogados y sus clientes: una mística en cuestión-, en VV.AA.: Profesiones inhabilitantes, H. Blume, Madrid, 1981, p. 86

Cobb Sara (1996) La Construcción social de las intenciones en las narrativas legales.. Material bibliográfico del curso “Negociación y Resolución de Conflictos”, Universidad de Clifornia, Santa Barbara, Agosto ‘ Septiembre de 1995, traducido y compilado por Suarea Mariainés en “Compilación de Artículos de Mediación Modelo Circular Narrativo,Pag 2

Doncel Fernández Luís VIcente 2004 El desempeño de roles en Hoyo Sierra Isabel (Coordinadora) Introducción a la Psicosociología del Derecho España Editorial Dykinson, 2004

González Fernández de León,(1961) Diccionario Jurídico, Buenos Aires Ed. Abece

La mediación como un espacio de viejas y nuevas narrativas por Antonio Tula

La mediación como un espacio de viejas y nuevas narrativas y
los mediadores como responsables de ese espacio

Introducción




Los alumnos que se forman en técnicas de mediación reciben una capacitación teórica y práctica que se nutre de nuevos paradigmas de la comunicación humana y que resulta útil al momento de asistir a personas que no pueden negociar por sí solas. Estos alumnos preparan para ser mediadores


El alumno, mas allá de las propuestas teóricas, tendrá que revisar :

- su mirada lineal en la comunicación;

- el paradigma científico de su profesión de base;

- como construye en su visión del mundo sus significados y valores;

- que es un ser ligado a otros y que vive en un mundo interaccional:

- que como tal es un ser multidimensional que actúa como un elemento en diversos sistemas de la sociedad;

- que él mismo es un sistema; q

- ue él es generador de su epistemología y responsable de lo que genera;

- las personas significativas en su vida son tan valiosas como él y que dependerá de las narrativas que genere, en cada momento y sobre cada tema la naturaleza de esas relaciones, siempre modificada por nuevas narrativas


La incorporación teórica -práctica- actitudinal suele generar desconcierto, resistencia, interés o nuevas experiencias. Muchos alumnos reflejan un cambio y se manifiestan conforme con la formación, más allá de las posibilidades de ejercer la función de mediador

Desarrollaremos a través de nuestra exploración bibliográfica dos niveles de enfoques para mostrar la transversalidad de la teoría de los sistemas y las narrativas en el contexto de la mediación: 1 contenidos teóricos del instituto desde el enfoque sistémico. 2.La mediación y el medidor


Este aporte en un recorte del material consultado abierto al aporte de colegas que puedan disentir, compartir o ampliar su propuesta



1 contenidos teóricos del instituto desde el enfoque sistémico


La mediación en si misma constituye un sistema en la cual dos o más miembros de otro sistema precedente, en crisis, buscan el apoyo de un tercero que los ayude a generar un cambio, en orden a un conflicto que les afecta y al que no pueden abordar en su propio sistema. Este tercero, dentro de un margen consensuado de interacción en la mediación, tratar de perturbar las construcciones que las partes han generado para describir su posición, en forma opuesta y excluyente, a través de sus respectivas narrativas. Tratará de generar con las partes nuevas descripciones que modifiquen la puntuación semántica que de modo lineal y binario tienen respecto a sus diferencias y proponer la construcción de una nueva narrativa, alternativa, una nueva historia con mirada hacia el futuro.


Los contenidos teóricos en que se nutren los mediadores en su formación y sustentan el uso de las herramientas provienen de epistemología sistémica incluyen el abordaje de los siguientes dominios


- TEORÍA GENERAL DE LOS SISTEMAS

- MOVIMIENTO CIBERNÉTICO

- EPISTEMOLOGÍA CONSTRUCTIVISTA

- ACOPLAMIENTOS DE TERCER ORDEN: DOMINIOS SOCIALES Y DOMINIOS LINGÜÍSTICOS

- NARRATIVAS



Veamos como distintos doctrinaros de la mediación se refieren, en sus obras, a los citados marcos teóricos, contemplados en la formación, la práctica y la implementación misma del sistema



Bianchi (1996) al abordar el modelo de Sara Cobb parte del supuesto que la experiencia se organiza mediante narrativa y la realidad social mediante el relato de historias. Considera que los conflictos se autoperpetúan porque se afirman en ciertos lugares de la narrativa generando clausura. Entonces una historia de conflicto puede ser superada si las partes co construyen una historia común que implica la construcción compartida de otra realidad. En la mediación al sistema de las partes del conflicto se suma un tercero que interviene activa y concientemente en la des-construcción de la primera narrativa y en construcción de nuevas formas de descripción. En esta concepción de mediación el tercero no es un mero catalizador que interviene en una mediación aséptica. . La posición del mediador es la del epistemólogo (en el sentido del constructivismo de von Glaserfield Ernst) que a medida que va diseñando y co construyendo con las partes el proceso de mediación, da ocasión a un nuevo conocimiento para las partes , quienes podrán registrar de otra manera la información anterior, con vista al futuro Esta teoría post objetivista del conocimiento constructivista sostiene que el sujeto ( y aquí incluimos al mediador) construye y no descubre la realidad




Schvarstein (1999) sostiene que epistemológicamente muchos de los enfoques de la mediación se basan en una perspectiva constructivista, por lo que ni la disputa ni sus causas tiene el carácter de hechos objetivos verificables , ya que responde a una construcción de cada partes, con un alto nivel de subjetividad,. Expresan la autora que la frase “dime qué conflicto narras y te diré quién eres “es aplicable a esta epistemología



Caram Eilbaum y Risolía (2006) expresan que dentro de los marcos teóricos de la mediación es importante el concepto de narrativas desde el enfoque de Sara Cobb, . Desde esta perspectiva uno de los rasgos importante del análisis del relato en la mediación es la coherencia en la relación de los componentes narrativos que son

- La trama o secuencias de acontecimientos ordenados desde una lógica causal por las partes

- Los roles de los personajes como villanos y víctimas según los ve cada parte

- Los valores utilizados para interpretar la acción

También señalan la autoras -siguiendo a Cobb- que es importante la coherencia inter-narrativa que se construye entre las partes disputantes, las que crean coyunturas en donde las historias pueden se comparadas por el mediador, como observador del sistema, . Así lo roles de los personajes de la historia de una de las partes son cuestionados y reformulados por la historia que presenta el otro. Los valores destacados en una historia son descalificados en la otra, El conflicto podrá entonces ser intuido en la coherencia inter-narrativa. Existe un sistema significativo, el de las partes que contribuyen a construir el conflicto. Ello habilita la posibilidad de un “cierre narrativo” que seria el proceso de autogeneración mediante el cual la narración se cierra a interpretaciones alternativas. Los relatos de las partes en la mediación se cierran estabilizando los puntos que amenazan modificar las relaciones parte/todo del sistema abarcado por la coherencia narrativa





Curuchelar (2009) menciona en su obra la influencia de Wazlawickz y la teoría de la comunicación humana en los contenido teórico que hacen a la formación del mediador . Esta teoría es útil en el marco de la mediación en cuanto a la forma en que las personas utilizan las palabras, el lenguaje las metáforas, y los mitos e historias que le sirven para explicar el mundo que los rodea construyendo su visión del mundo . Desde esta óptica el valor de las palabras y las formas en que se expresan describen el conflicto y son abordables en busca de nuevas construcciones desde la mediación. La autora otorga una fuerte importancia a los axiomas de la comunicación humana


Calcaterra (2002) alude- como marco teórico de la mediación- a la Teoría del Conocimiento desde el concepto constructivista de von Glaserfield Ernst o de la obra de Maturana. Los fundamentos teóricos de estos autores permiten en mediación entender la co- construcción que existe entre el mediador y las partes como observadores que se involucran en el campo de lo observado, constituyendo entre todos un sistema. Lo interesante es que el mediador debe perturbar al sistema, en el que está inmerso, desde la comunicación, para que se modifiquen las percepciones de las partes que sostienen al conflicto, perdurando el desacuerdo. Entonces pregunta el autor: ¿ como percibe y procesa la información aquel que tiene que modificar el sistema?, aludiendo, posiblemente, al involucramiento del mediador en su lugar del tal , desde su propia construcción de la ealidad




Por su parte Dora Schnitman expresa que hace tres décadas Bateson ayudo al modo de investigar la conducta humana vinculando comunicación aprendizaje y creatividad con la conducta humana y la comunicación humana . Luego se ha desarrollado esta mirada sobre los sistemas neurocognitivos, organizacionales, antropológicos y relacionales y puede extenderse a los contextos generativos de resolución alternativa de conflictos, para producir efectos tanto en la investigación como en la acción social. Desde la tradición sistémica que inauguró la producción de Bateson la comunicación y el aprendizaje constituyen prácticas humanas co- constructora de realidades sociales que operan en múltiples niveles .





Diez y Tapia (1999)sostienen que a través de las narrativas cada parte despliega su mapa de la realidad en las percepciones que expone en la mediación. La atención a las percepciones de los disputantes permite

a) Introducir la idea de sistema

b) No pensar en términos de causalidad lineal

c) Definir las categorías construidas por las partes, en sus relatos, como inestables


Los autores al momento de su praxis como mediadores se preguntaban

¿Porque cada persona percibe distinto? ¿ Que influye para que cada persona vea la situación de una forma tan diferente a la otra? ¿ Como se forman las percepciones y como se cambian? . Expresan que , luego, comprobaron que la visión sistémica y la circularidad permiten entrar por múltiples puertas y la inestabilidad de las categorías abren la posibilidad de cambio (



Sandra Francowsky (2005) expresa que en la interrelación con otras personas y el mundo partimos de un cierto modelo de realidad, que nos orienta en como observamos y a las conclusiones a las que arribamos, para describir dicha realidad Cita a Watzlawick y a Bateson como los referentes del estudio de la comunicación humana que sostienen que las personas tendemos a guiarnos, en las relaciones con los otros y con el mundo circundante a partir de ciertos supuestos a los que damos jerarquía de axiomas. Entonces si los seres humanos perciben de la misma forma , partiendo del mismo punto de referencia ¿deben llegar a idénticas conclusiones? ¿Significa ello que hay un modo correcto de ver las cosas que debe necesariamente ser compartido, y coincidente?. Desde tal lógica binaria, si dos personas piensan distinto una tiene razón y otra está equivocada, uno dice la verdad y otro falsea la verdad, se gana o se pierde, etc. Los interrogantes que se abren en la práctica de la mediación son ¿Qué pasa cuando las partes llegan a mediación con verdades axiomáticas arraigadas en la cultura? ¿ Que estamos diciendo cuando decimos conocer? . La autora desarrolla un extenso análisis de la teoría de la comunicación, la ontología del lenguaje y el constructivismo en el marco de la mediación , sobre el que volveremos n el capítulo respectivo



Roberto Góngora Rodríguez (2009) expresa que el pensamiento sistémico surge como una respuesta a explicar los fenómenos del mundo, partiendo de la idea que todo está relacionado con todo. Para ello es importante que el observador, con fines analíticos pueda delimitar los componentes del fenómeno en estudio a fin de encontrar una explicación de cómo opera en los hechos y de que manera deliberada y conciente se puede influir para producir cambios. De allí que el enfoque sistémico le permite al mediador entender la dinámica de los conflictos de una manera holística y le ayuda a mantener una actitud neutral ante los hechos



En el año 2004 culminó una investigación , coordinada por Marines Suarez y desarrollada por las consultoras en mediación : Carmen Mac Comarc, Mónica Tiraboschi,, Makarena Vargas Paves y Tania Almedida. Sus resultados fueron presentados en Septiembre del 2004 en la Revista Mediadores en Red ., La investigación se basó en el estudio de cuatro casos de mediación desarrollados en Argentina, Chile y Brasil, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo . Los marcos teóricos sobre los que se sustenta este trabajo son: Teoría General de los Sistemas (principio de totalidad, equifinalidad, neguentropia, información, sistemas y subsistemas,, fronteras o limites, pautas o patterns) y Cibernetica ( primer orden y segundo orden)


Delfina Link (1997) expresa que los conflictos se realizan en sistemas interacciónales conformado por dos o mas comunicantes, al momento de definir la naturaleza de su relación . Cuando el mediador ingresa a este sistema interaccional el mismo se ve modificado por la sola aceptación a incorporar un nuevo miembro, ya que el sistema en conflicto se amplia para incluir al mediador, quien se transformara en un activo “desconflictuador” a través de su capacitación en técnicas útiles para modificar la interacción. Así, si es posible, se co-construirá en el sistema mediación nuevas reglas que no eran posible generar en el sistema anterior .La autora cita a pensadores sistemicos como Watzlawick , Beavin y Jackson



Marines Suarez (1996) desarrolla en su obra un fuerte aporte teórico de la Teoría General de los Sistemas y de la Escuela Narrativa, liderando la propuesta sistémica en la mediación en Argentina y los países de habla hispana. En el capítulo respectivo profundizaremos en su obra



Nato, Querejazu y Carvajal (2004) citan como uno de los componentes teóricos de la mediación al modelo circular narrativo y expresan que el núcleo del mismo reside en la comunicación y su nombre proviene de considerar la comunicación como proceso de dinámica circular y del uso de la narrativa como categoría analítica y propositiva . Permite analizar –expresan- , a diferencia del modelo causalista, las diferencias entre las personas, el cambio de significado, la legitimación, la importancia del contexto. Considera que las personas llegan a la mediación con una historia construida, rígida, con visiones o escenas cristalizadas que pueden ser modificada, construyendo una nueva narrativa




Parkinsón por su parte sostiene que uno de los marcos teóricos es el modelo circular narrativo y desde esta óptica podemos pensar que el mediador y los participantes ejercen una influencia recíproca a los largo del diálogo que sostienen durante el proceso de mediación. En este proceso se invita a los participantes a contar su historia con el doble propósito de implicarlos por igual en sus respectivas narrativas para intentar ayudarlos luego a construir una narrativa compartida. También advierte la influencia continua y recíproca que los mediadores y disputadores ejercen entre sí, que desafía al modelo de mediación dirigida al acuerdo en los que los participantes son guiados por el mediador a través de una serie de pasos o fases de mediación



La Dra Emilia Perrone, docente de mediación familiar de la Universidad de Lyon, Francia y directora del Centro de Familia y Mediación de las misma Universidad, señala que su modelo grupal narrativo de mediación familiar, se sustenta en la teoría de los sistemas,, la terapia familiar sistémica, la teoría de la comunicación y los aportes de la teoría narrativa




Jorge Pesqueira Leal ( 2010), reconocido mediador mexicano, generador de numerosos proyectos de mediación en su país, expresa, la referirse a la mediación circular narrativa que éste modelo surge del paradigma sistémico y otorga un lugar preponderante a la comunicación como elemento circular reconocido existente en todo proceso comunicacional que se oriente al acuerdo a la modificación de las relaciones., Expresa que una de las premisas del modelo es que con el lengua construimos y desconstruimos la realidad y por lo tanto modificamos las narraciones y con ello la percepción de la realidad. Sostiene que el conflicto no debe ser necesariamente asociado al antagonismo y la agresión,. El mediador ayudará a los protagonistas a elaborar una nueva historia a partir de la revalorización de cada sujeto hacia si mismo y hacia el otro



Analía Ravena hace referencia a la teoría de los sistemas, desde el enfoque de la mediación escolar. Define al sistema como una entidad conceptual o física formada por partes independientes donde las conductas o acciones de un componente del sistema perturba a los demás y a su vez es perturbada por los demás componentes, tomando el términos “perturbación” como un elemento dinámico, como un enlace que modifica el orden para pasar a un orden diferente. Destaca la importancia de la relación entre los componentes y se refiere a la cibernética del primer y segundo orden y al contexto en su amplia exposición del modelo que retomaremos en el capítulo pertinentes de nuestra investigación



Magdalena Romañuk y Silvia Curtois (20109 sostienen que el pensamiento sistémico constituye un marco teórico para la mediación. Expresan que los conceptos sistémicos tiene varias progenituras como Ludwig, Bateson, etc. . Entienden que en aquellos primeros pasos “ hacia una ecología de la mente” Bateson introduce un a novedad, una visión perspectiva e interdisciplinaria, que lleva a pensar que ningún sistema puede vivir aislado y que tiene factores externos que lo rodean y lo afectan, Citando a Bateson las autoras transcriben “ Cuando tratamos de tomar algo lo encontramos unido a algo en el Universo” •Asi la TGS introdujo nuevas categorías en las investigaciones científicas que muy pronto fueron abrazadas por las ciencias sociales y la filosofía. Comenzó a prevalecer la tendencia a efectuar conexiones ya se tratara de ciencias naturales, artes o epistemología




La mediación y los mediadores


Una manera de entender el impacto de la mediación en la persona del mediador y viceversa, puede encontrarse al analizar cuál es el contexto de la medición, desde diferentes perspectivas doctrinarias


Al respecto Samper (2008,) sostiene que la mediación es una técnica pacifica de resolver conflictos, donde el protagonismo lo detentan las partes, para modificar sus roles en la situación conflictiva .Ello genera en los participantes satisfacción psicológica, fortalecimiento del autoestima y comportamientos de ayuda a los demás experiencias básica para el desarrollo de una sociedad más justa y solidaria. Agrega que para alcanzar ese protagonismo los ciudadanos deben aprender habilidades y destrezas sociales y emocionales que les capacite para manejar los conflictos en forma adecuada.. Quien facilita esa posibilidad es el mediador


Conocemos desde la capacitación de mediadores que ese protagonismo de las partes, al que hace referencia Samper y cuyos resultados describe en forma tan positiva, no sería posible si el mediador no hubiera trabajado el desempeño de su rol, consigo mismo, desde su capacitación, ya que nadie puede educar sobre algo sino ha sido educado en ello


El mediador se entrena para su rol de tercero imparcial, no incurso en la situación de conflicto entre las partes, a los efectos de proponer una dinámica diferente. Este “espacio de terceridad” es tratado por Courtois y Romañuk (2010), quienes lo describen como un espacio y un tiempo adecuado en la mediación donde circulan las verdades subjetivas de las partes, con el objetivo de que éstas logren una comprensión global amplia e integral de la situación planteada y descripta y que cada uno pueda incorporar el punto de vista del otro, superando fragmentaciones y generando convergencia desde el autogestión del conflicto Desde la misma perspectiva Samper: expresa ¨La intervención del mediador se incorpora a una relación ya existente , entre dos o más partes y esta intervención puede modificar la dinámica de las relaciones conflictivas, influyendo sobre las precepciones y el comportamiento de las partes individuales , haciendo que la negociación entre ellos sea más eficaz “


.

La mediación se constituye como un espacio de conversaciones desarrolladas bajo determinadas condiciones acordadas entre el mediador y las partes. En esas conversaciones se entrelazan las conversaciones de las partes y las propias del mediador y las emociones presentes . Desde esta óptica Marines Suarez (2002) expresa que en mediación prefiere hablar de conversaciones en lugar de comunicación , considerando que en las primeras existen características que la diferencian tales como que se desarrolla en un espacio específicamente humano, que ocurre en un aquí y ahora (presente), incluye el habla e incorpora a las emociones . Entiende que las conversaciones son más específicas y abarcativas que la comunicación porque incluye todo lo relativo a la comunicación humana y lo relativo a las emociones. Para ello el mediador deberá trabajar con sus propias conversaciones internas, como lo propone Douglas Stone (2003) al dividirla en tres niveles: 1. La sustancia: en donde predomina el concepto de que cada persona ve al mundo desde su propia perspectiva, 2.Los sentimientos: al considerar el ámbito de importancia de ellos en el conflicto. 3 La identidad : respondiendo a estas preguntas ¿Que dice el conflicto de mi mismo?, ¿ De qué modo lo que yo puedo oír de este conflicto impacta sobre cómo me veo a mi mismo en el mundo, sobre cómo me siento conmigo mismo y sobre como quiero ser visto?


Patricia Arechaga ( 1995) proponía, como docente ,en sus formaciones, que los alumnos pensaran en la construcción del rol, en los siguientes aspectos: AUTOCONTACTO: Que el mediador tenga conocimiento de sí mismo y de sus límites. Que registrando lo que le pasa no lo actúe y preserve el lugar de tercero. Ello implica mantenerse abierto y observar las propias rigideces y prejuicios. CONTACTO CON EL OTRO : En dos niveles a saber: Receptividad: El mediador en tanto puede discriminarse puede ser receptivo sin influir en la parte. Límites: El mediador no debe ser invadido por la parte y tampoco propiciar un distanciamiento ineficiente. La distancia óptima es la que le permite operar legitimadamente. CAPTAR SIN INTERPRETAR: Acopiar información. Actitud no normativa. ACEPTAR LAS DIFERENCIAS Cada parte percibe realidades diferentes, entre sí y con relación a la propia percepción del mediador. Potenciar la creatividad y fomentar procesos reflexivos en las partes es trabajar desde la diversidad hacia la convergencia. CURIOSIDAD: Como un estado de interés del mediador en el proceso de reflexión de cada parte, alejándose de sus propios significados y fortaleciendo la multiparcialidad. PACIENCIA:Como tolerancia del mediador a los tiempos de las partes. CONOCIMIENTO TEÓRICO: Que permite al mediador ubicarse, generar hipótesis y estrategias de intervención.



El trabajo del mediador desde su formación tiene como objetivo generar la habilidad de instrumentarse para prestar su servicio en distintos contextos sin influir desde su cultura, formación profesional o experiencia de vida. Así Bustelo (2009) manifiesta que la mediación es un proceso que permite a los actores apropiarse de su conflicto, lleguen o no a un acuerdo Los actores harán este recorrido desde su propias pauta culturales, en base a una agenda que ellos mismos elaboran a lo largo del proceso, sobre sus necesidades emergentes, surgidas en el proceso y con las formas de comunicación que le sean más útiles . El mediador creara las condiciones para que ello pueda ocurrir




De allí que el reto de la formación de mediadores es generar en los alumnos la motivación al cambio y ello debe operar desde su propia disposición al mismo. Así Gorbein (2010) expresa que para poder mediar en el campo familiar es necesario un cambio en el discurso, en el lenguaje antagónico y en la comunicación entre las partes y considera que el cambio debe empezar por el medidor ya que para producir un cambio en los demás debe experimentarlo el mismo


El mediador es activo, ocurrente, creativo, tolerante ante el conflicto, generador de espacios de diálogo y ello ocurre desde su propia instrumentación ante cada caso, ante cada una de las personas o grupos personas que en ellos intervienen Hay autores que sostienen que el lugar de tercero imparcial no implica ausencia de acción por parte del mediador y enfatizan la participación activa del mediador en el rol Por ejemplo Bellman (1996) se aparta del concepto de mediación en donde el mediador “enseña” habilidades especiales a las parte, educadas a través del proceso en sí mismo, El autor se revela ante la ortodoxia de la mediación y expresa que él en las mediaciones habla y no entrena, La clave de sus intervenciones está en normalizar la mediación y el proceso de negociación y describe su actuación como ad-hoc, espontanea , no premeditada, generando la idea que el proceso de mediación es una forma común y normar de deliberar y que ello tranquiliza y activa a los participantes


Los diferentes contextos de la mediación inciden en el desempeño del mediador y deben tenerse en cuenta al momento de su capacitación especializada. La importancia del contexto en que el mediador actúa es abordada por Kolb (1996) , quien considera que en los distintos escenarios los conflictos difieren y también la relación mediador -mediado. El análisis de Kolb ,a través de las investigaciones con su equipo ,tendió a descorrerse de los entusiastas de esta profesión emergente y a observar y analizar individualidades importante del campo de la mediación para detectar las diferencias actitudinales y estratégicas de los mediadores




Otro aspecto destacable es el papel del mediador como traductor de la comunicación que exige una fuerte formación del mismo en la materia Al respecto Gonzales Cuellar Serrano y Alegre (2010) expresan que con independencia al modelo teórico que se prefiera considerar en la práctica de la mediación, ciertas técnicas relativas a la comunicación son convenientes ya que el mediador actúa como un traductor de las partes que tienen dificultad para el entendimiento directo. Focalizan los autores en que el mismo mensaje traducido por un tercero es diferente en cuanto al contenido emocional que genera entre las partes y actúa como una reformulación, especialmente en la primera fase del proceso, ya que los reproches afectan a la representación que una parte ofrece a la otra y viceversa


Con una visión ecológica de la mediación Link (1997, p 142/43 ) analiza el impacto de la mediación en la sociedad y entiende que es más sabia civilizada y justa que los métodos basados en la oposición y tiene la posibilidad de imponerse como uso y costumbre ya que depara un horizonte cultural distinto, donde la integración y cooperación prevalezca sobre la disociación y la competitividad destructiva. Expresa que “El ser humano, en gran medida crea la realidad que vive de acuerdo a sus percepciones y las operaciones consecuentes que realiza”, Por ello considera que a” través de la tarea de los mediadores calificados y de los testimonios y las aplicaciones espontáneas de aquellos que participan en la experiencia se puede ir extendiendo como modalidad pacificadora en la sociedad, impregnando nuestra cultura de convivencia “


En las capacitaciones de mediación se trabaja sobre la difícil tarea de no direccionar a las partes y si intervenir en el proceso comunicacional para generar diferencias. Al respecto resulta interesante la propuesta de Muldon ,(1998 pag 16), quien expresa: “La mediación es la forma más conocida y eficaz de intervención de una tercera fuerza. Un mediador es una persona imparcial, aceptable para ambas partes que no tiene autoridad ni poder alguno para controlar el resultado. La tarea del mediador en la de estructurara la comunicación entre las partes para que lleguen a su propio acuerdo”….” El mediador tiene que saber escuchar, ser justo y capaz de utilizar su imaginación para resolver problemas” … “La ausencia de autoridad externa también indica que solo las propias partes tienen capacidad para resolver problemas, El mediador crea una especie de vacío de poder que exige a las partes que lo llenen … El mediador es como el anfitrión de una cena. Pude preparar la comida y poner la mesa, pero son los invitados quienes deben entablar conversaciones para que la celebración sea un éxito “



La importancia del díalogo en la mediación La diferencia en el dialogo entre las partes que genera un mediador se advierte en la investigación realizada por Arechaga, Brandoni y Finkelstein (2004) . En sus conclusiones sobre la “Investigación sobre la inscripción subjetiva y la configuración del imaginario social de la mediación” al analizar el agrupamiento referido al “Diálogo” expresan que el 34% de una muestra de 100 personas que transitaron por procesos de mediación identifican la utilidad de la misma en el hecho de haber entablado un dialogo y el 29% define espontáneamente a la mediación como un oportunidad de diálogo. Expresan las investigadoras que los entrevistados valoran las condiciones en las que se habla en una mediación y la diferencia cualitativa con las conversaciones cotidianas. Es la incorporación de un tercero (mediador) en el sistema genera ese diálogo distinto en el que cada palabra adquiere un valor diferente , tanto para quien se pronuncia como para quien escucha, al tiempo que organiza una circulación distinta de la palabra. La función de tercero, que caracteriza al rol del medidor introduce un nivel de legalidad al diálogo (Pag 223)



El rol del mediador



El mediador debe estar capacitado en técnicas tendientes a producir, con las partes, en el espacio de la mediación, la circularidad comunicacional necesaria para generar en las mismas nuevas puntuaciones semánticas en la percepción del conflicto. La importancia de la incorporación de tales destrezas es analizada Highton y Álvarez.(1996) cuando señalan que el mediador utiliza técnicas y habilidades, escucha las partes, las interroga y desglosa el problema; crea opciones e intenta lograr que los contendientes lleguen a su propia solución.; hace que las partes descubran cuál es el verdadero tema en debate; entiende las diferencias entre los que quieren y los que necesitan.; incide en que una parte se hagan cargo de los requerimientos y necesidades de la parte contraria, motivando, sin manipular el logro de acuerdos .


Como ya lo tratáramos, la construcción del lugar de tercero se vincula a la formación teórica y también a la actitudinal del medidor . Arechaga,. Brandoni, y. Finkelstein (2004) entienden que construir el lugar de tercero, es diferente a la abstención o a la inacción. ya que no alcanza con actuar imparcial y equidistantemente para crear un clima que estimule la participación, la reflexión y en el que sea posible hacer un cambio, un pasaje de cierta confrontación a cierta colaboración. Las autoras entienden que hace falta un genuino interés para saber de los sujetos en disputa y para ofrecer un dispositivo para que ellos tramiten su conflicto. Consideran, además, que para obtener ese interés, hay que generar empatía y vínculos con las partes, desde una distancia óptima , que permita entender la experiencia y realidad subjetiva del disputante, sin sobreidentificarse , , sin confundir empatía con lo que uno mismo sentiría si se encontrara en la situación del otro ya que la empatía supone la comprensión del otro como sujeto de la experiencia, y no como objeto cuyo comportamiento se desde un marco de referencia exterior



Arechaga, Patricia. Brandoni, Florencia. Finkelstein Andrea (2004) Acerca de la clínica de la mediación” - Buenos Aires, Argentina Editorial EMILIO PERROT, 2004.


En el mismo sentido Bandieri (2007, Pag 159/160 ) expresa “La mediación supone la intervención de un tercero, es decir, el pasaje de una situación binaria a una situación ternaria, de la diada a la triada. El tercero puede ser una persona física, tiene que ser un verdadero tercero, independiente de las partes del conflicto.”El tercero no tiene poder. No es juez ni árbitro, ni experto con dictamen infalible, ni terapeuta que sanara las preocupaciones de las partes. Su presencia ratifica la devolución a los involucrados del poder de composición sobre sus propios conflictos. Les recuerda al mismo tiempo, que son principales responsables de su existencia, desenvolvimiento y desenlace. Las partes pueden entrar y salir voluntariamente de la mediación. El tercero no tiene facultades para retenerlas. Un mediador carece, pues, de poder institucional; tiene que crear una autoridad formal por la aceptación que las partes hagan de su capacidad para ayudarlos a encontrar un avenimiento. La autoridad formal del mediador, es la de un hombre desarmado que inspira confianza a través de la persuasión. El mediador debe persuadir a las partes, ante todo, de que acepten y asuman aquella restitución en mayor o menor grado, de un poder de decisión sobre el conflicto en las que están involucradas.”



El necesario descorrimiento de los mediadores, de sus formaciones profesionales de base, para asumir el rol del mediador es fuertemente señalada por la doctrina La figura del “trickster” para ofrecer la imagen de un mediador dispuesto a seguir los proceso de las partes sin acartonamientos, preconceptos ni rigideces es un aporte de Robert Benjamín (1997) Este autor propone que la figura de un personaje burlón y ocurrente de la tradición folclórica norteamericana es homologable con el rol del mediador . El “trickster” es un personaje rico y contradictorio que recurre al engaño al equívoco y al humor pero sus acciones tienen siempre consecuencias positivas para la comunidad de la que es miembro. Expresa Benjamín que en las profesiones tradicionales se esperan abordajes objetivos y analíticos. Los mediadores en cambio deben ser capaces de actuar en forma intuitiva a partir de una fuerza analítica acompañada por energía creativa. Su práctica se funda en le “intuición sistémica”. Debe poder trabajar simultáneamente en forma subjetiva y objetiva. Los conflictos mas refractarios y prolongados resisten el análisis racional y si no fuera así sería relativamente fácil resolverlos Detrás de los conflictos mas graves existen variables y factores en juego de los cuales algunos se explicitan y otros no y resultan necesario desplegarlos en su totalidad al fin de lograr un manejo eficaz del conflicto”.


En los cursos de capacitación se intenta capacitar para que el medidor pueda desarrollar su actividad en distintos contextos y sistemas De tal manera, concediendo con Bustelo (2009) diremos que el lugar del mediador es ayudar a la gente a que se apropie activamente de sus conflictos. El mediador debe colocarse en el mismo plano de sus clientes, con relación a sus culturas, al lenguaje que utilicen, renunciando al poder profesional de saber la respuesta para que las partes la indaguen. Renunciando a efectuar juicios de valor con relación a sus clientes propicia la posibilidad del protagonismo de los mismos. Organizar la información que los clientes suministren y hacer preguntas para explorar información no expuesta , estableciendo previamente reglas de juegos útiles para ordenar el proceso (Daniel Bustelo “La Mediación” Ed. T


Delfina Linck (1997) define el mediador como un técnico y un artista partiendo del supuesto que técnico debe tener arte y todo buen artista debe tener técnica. Desde esta perspectiva el mediador debe ser un artista en la mediación, o sea un innovador para poder mimetizarse y a la vez mantenerse en el margen, inventando, creando sin ser tragado por la “maquinaria” o el sistema generado por las partes al construir el conflicto (nivel técnico), para lo cual debe explorar los “engranajes” comunicacionales con pericia técnica . La autora utiliza metáforas para describir su propuesta y con gran creatividad introduce en ellas las nociones de sistema, puntuación, semántica, circularidad en la comunicación etc . Refiere al mediador como un director de teatro que debe dirigir a un elenco (las partes) que solo conoce un guión ( sus narrativas). El Director – mediador no conoce la obra o solo la conoce a grandes rasgos. Tiene conciencia que los actores-partes conforman un elenco muy entrenado que nunca han trabajado con él y que lo pondrán a prueba (legitimación del rol del mediador). Sabe además que estos actores tienen los liniamientos de un guión que con algunas variantes tiende a repetirse y con el cual fracasan. (recursividad en las pautas inter-acciónales de los elementos del sistema)La obra los ha atrapado y los mantiene cautivos, sin éxito, y están imposibilitados de conseguir contrato como actores de otra obra, o se aburren o desean matar su propio personaje ( imposibilidad de salir del conflicto tal como es percibido). El guión es culpable de que los actores no puedan dormir soñar o trabajar Los actores (partes) no pueden cambiar de obra y tampoco corregirla(homeostasis del sistema).. Entonces el mediador los invita a exponer el pasaje más conflictivo de la misma y que cada personaje hable de su relación con el otro (intento de redefinición). ¿Que falta o que sobre en esa obra?...poesía?......drama?...ritmo?....mensaje?...acción?... hay incongruencias? cuales?. El mediador director ha entrado en escena, con el cerebro derecho escucha activamente, huele en el aire , palpa el ritmo, degusta el sabor de las intervenciones de los personajes (escucha activa, nivel artístico). El Director, a la vez utilizará al “mecánico” para revisar el manual de instrucciones del mecanismo con el que está trabajando (como es el sistema) para ir torneando, puliendo, limando y ajustando. Entonces indagará y reconstruirá con los actores el manual que está en poder del sistema del conflicto y tiene sus hojas separadas dispersas y hasta algunas han quedado olvidadas en algún lugar de la historia ( reconstrucción de la narrativa). .Este manual le indicará como trabajar con el sistema, que herramientas de precisión usar específicamente (conocer al sistema permite pensar la estrategia del cambio). Este manual esta hecho de palabras como la obra, tiene sus planos y dibujos en blanco que el mediador hemisferio izquierdo del mediador llena con destreza. El manual también está hecho de gestos y el mediador decodifica el mensaje de los cuerpos. El maestro va cosechando palabras de la obra y del manual , diagramas y esquemas de las formas en que se interrelacionan las piezas (hipótesis) . Entonces utilizará con cuidado las herramientas observando la reacción de los elementos del sistema (gestos, comentarios, acotaciones) el mecánico ira limando y puliendo en la prueba y el director buscando el espíritu del nuevo guión



Los aspectos de la teoría de la complejidad y la teoría del observador son aportados por Calcaterra (2002) quien opina , al abordar la formación del mediador , que su instrucción debe seguir la suerte del fenómeno complejo en el que se involucrará como participe y a la vez como observador, al desarrollar una mediación Entonces esta capacitación no podrá regirse por los principios de reducción división y disyunción que caracteriza al paradigma de la simplicidad porque ello lo alejaría de la apropiación de los diferentes campos del saber integrados a la mediación ( teoría del conflicto, teoría de la comunicación, teoría del conocimiento,en el pensamiento complejo, teoria del caos,, teoría de los sistemas etc). Estos aportes dan al mediador un modelo de proceso que dá cuenta de la utilidad y sentido de cada aporte y de la oportunidad de lsu utilización para intentar un cambio. El mediador no debe ser considerado como un profesional especializado por la incorporación de determinados aportes teóricos .Como persona el mediador también está atravesado por su propia historia a nivel de sentimiento y pensamiento. Al abordar un conflicto interpersonal se topara con la disyunción entre personas y personajes y formará parte del sistema en el que interactúa, participando activamente en el proceso de negociación que subyace en toda mediación





Apuntando a la construcción de un rol para un servicio social, desconocido en la cultura, tal como lo es la mediación, Diez y Tapi ( 1999) expresan que uno de los aspectos mas fascinantes en el hacer de la mediación es que, a diferencia de un físico u o un astrólogo, que trabajan con objetos y sus relaciones, el mediador trabaja con personas concretas y presentes. Según los autores hay una diferencia entre las otras profesiones que trabajan con personas y las del mediador. Por ejemplo el medico o el abogado trabajan con sus paciente o cliente, desde su ciencia sin profundizar en como son las personas que acuden a solicitar sus servicios , las cuales le dirán que hacer con relación a lo que es motivo de consulta. El mediador carece de una ciencia que le permita decir a las partes que hacer, porque sencillamente no existe un tratado de conflictos posibles entre las personas que nos den elementos precisos para ello. Los mediadores no trabajan en el universo intrapsíquico de las personas, tampoco diagnostican. El espacio de la mediación es aquel en donde una persona se relacionan con sus problemas y con la otra parte del diferendo. El propósito de la mediación es que cada persona trabaje 1 )con su percepción del problema, explorándolo para intentar cambiar dicha percepción 2. Con su relación con la otra persona, para separarla del problema. 3) En el sistema propuesto para la mediación 4) para intentar un trabajo hacia el acuerdo.



El mediador es un creador y así lo sostiene Six (1997) quien considera que cada mediación es única como las personas que intervienen Lo mismo ocurre con cada mediador, conforme su forma de ser e inventar su práctica y su teoría





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